Sus orígenes: se remontan a finales del siglo XIX,
cuando en Alemania se inició un programa de crianza para guarda y protección de
los rebaños de carneros contra los lobos. Maximilian von Stephanitz, capitán de
caballería del ejército alemán, es considerado el padre de la raza, siendo el
primer ejemplar inscrito Horand von Grafath, un animal vigoroso, de firme
carácter, pelaje grisáceo y aspecto lobuno. Más tarde, tras la aparición de la Asociación de Amigos
del Pastor Alemán en 1899, se inició una selección de ejemplares cuyos cruces
mejoraron tanto el aspecto psíquico como físico del animal.
Aspecto general: robusto y flexible, ligeramente
alargado, cuerpo musculoso, sus potentes mandíbulas cierran en tijera, pudiendo
generar una fuerza de más de 220
kg, superando a razas como el pitbull o el akita o
bulldog americano, doberman, mastín napolitano, rottweiler, etc. Además supera
en fuerza al pastor belga malinois. Existen muchas variantes de color en los
pastores alemanes, como color negro, negro y bordes café, rojizos y negro,
sable, pero siempre visible su manto de color negro, de ahí que muchos le
llamasen manto negro. Es un perro de compañía muy bueno con los niños ya que es
un perro muy equilibrado y fácil de adiestrar.
Necesita practicar ejercicio de modo continuo ya que
es una raza de trabajo. Los pastores alemanes destacan en deportes como el
schutzhund, que es una buena alternativa para ayudar a mantenerlo sano y
equilibrado tanto física como psíquicamente. Las salidas al campo, playa o
montaña son necesarias y recomendables sobre todo si se le permite correr a su
antojo al menos dos veces al mes. Así, su fuerte musculatura se mantendrá en
forma y se contribuirá a preservar su equilibrio psíquico, siendo una raza
especialmente predispuesta a padecer trastornos temperamentales que en casos
extremos degeneran en neurosis.
No hay comentarios:
Publicar un comentario